Septem Nostra recuerda que Ceuta cuenta con una amplia superficie natural protegida que supera un tercio de su extensión. Esta protección reconocida y avalada por las autoridades ambientales europeas y por la legislación española no es ejercida, según afirma, por los responsables del gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta y la Administración General del Estado.
Como prueba de ello, la Ciudad de Ceuta “no ha aprobado los planes de ordenación y gestión de los espacios naturales de Ceuta incluidos en la red Natura 2000, pendientes desde hace casi veinticinco años”. Además del “incumplimiento” de la normativa europea y nacional de contar con los mencionados documentos de gestión, las administraciones públicas, tanto la central como la autonómica, no ejercen, según Septem Nostra, la labor de vigilancia y sanción de los daños que determinadas acciones provocan en el valioso patrimonio natural. Se refiere, de manera concreta, a la cada vez más habitual presencia de motos de campo y coches todoterreno por los senderos naturales de la ciudad.
A entender de esta organización, la presencia de todo de tipo de vehículos a motor por los montes de Ceuta provoca molestias a la fauna local, en especial a las aves; y a la flora, ya que “arrasan con la vegetación y abren profundos surcos que favorecen el fenómeno de la escorrentía y, por consiguiente, acelera el proceso de desertificación”. A estos problemas ambientales se suma, según añade, el evidente peligro que supone para los senderistas, los ciclistas, las familias, los deportistas y, en general, a todas las personas que disfrutan de una manera respetuosa de nuestro medio natural.
Es más, Septem Nostra afirma que motos de campo, y hasta urbanas, así como todoterrenos se están viendo por senderos tan atractivos como el de los Helechos, el de recién nombrado de Antunez, el arroyo de Calamocarro, el entorno de la fortaleza del Isabel II e incluso por el Camino de Ronda, en el Monte Hacho, declarado Bien de Interés Cultural.
Por ello, esta entidad solicita tanto al Consejería de Medio Ambiente, como a la Delegación del Gobierno, que tomen cartas en este asunto y ejerzan su obligación constitucional de proteger nuestro medio ambiente vigilando nuestros espacios naturales e impidiendo la circulación de vehículos motorizados por los senderos naturales de Ceuta, para preservar la naturaleza ceutí y proteger a las personas que disfrutan del medio natural de forma respetuosa. Esta vigilancia y protección se debe llevar a cabo, a su entender, con la presencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.