Cruz Roja y Cruz Roja Juventud se muestran preocupadas ante la negación de la existencia de la violencia que se ejerce contra las mujeres, especialmente entre la población joven; desde el año 2019, ha aumentado notablemente el porcentaje de chicos jóvenes que manifiestan que la violencia de género “no existe”. Así lo recoge el estudio presentado a finales de 2021 por el Barómetro de Juventud y Género, que analiza las desigualdades de género, identidades, experiencias afectivas, violencia de género y relaciones de pareja y familiares entre jóvenes de 15 a 29 años de edad.
Cruz Roja analiza algunas de sus conclusiones, entre las que destaca el importante aumento de chicos jóvenes que creen que la violencia de género es un “invento ideológico” hasta alcanzar el 20% de la población, frente al 12% prepandémico cuando precisamente el confinamiento agravó la situación de muchas mujeres. Además, aumenta la opinión de que la violencia “es inevitable”, es habitual, y si es de poca intensidad, no supone un problema.
Sin embargo, en 2021, cerca de 61.000 mujeres necesitaron la atención especializada de Cruz Roja, junto a sus hijos e hijas, a través del programa ‘Mujeres en dificultad social’.
Ante estas conclusiones, Paula Rivarés, directora de Cruz Roja Juventud ha señalado que “el discurso de odio presente en la sociedad en los últimos años ha permeado también en las personas jóvenes. La violencia machista no se cuestiona y es algo que debe entender toda la población para poder seguir construyendo una sociedad más justa y equitativa y recorrer el camino que nos falta para conseguir una igualdad plena”.
No obstante, un 72,9% de lo jóvenes consideran que las desigualdades de género en España son grandes, o muy grandes, mientras que entre los hombres adultos los porcentajes se reducen al 42,6%.
La falta de educación es uno de los grandes factores que influyen en la violencia de género, y así queda de manifiesto reflejado en el estudio, por lo que desde Cruz Roja Juventud aseguran que “esto nos anima a continuar la lucha a través de la realización de campañas de sensibilización en materia de igualdad de género, para así no olvidarnos de que la violencia machista, a pesar de que en la actualidad tenga una mayor visibilidad, ha existido siempre”.
Por eso, este año lanzan la campaña ‘No desvíes la mirada, la violencia no se cuestiona’ que pone de manifiesto que no sólo es considerada violencia machista aquella que supone un daño físico, sino cualquier forma de violencia ejercida contra las mujeres, entre las que podemos destacar la psicológica o económica, violencias más sutiles y normalizadas.
La subida de impuestos, la inmigración o la crisis de valores son considerados principales problemas con más frecuencia que la violencia de género, según el Barómetro del CIS. Sin embargo, la vulnerabilidad social se ha acrecentado en el contexto generado por la pandemia de la COVID-19, especialmente entre las mujeres que muestran peores indicadores de salud, empleo, e ingresos, destacando la reproducción de roles de género en lo que respecta a los cuidados y el incremento de la violencia. La mayor vulnerabilidad aparece en hogares con hijos e hijas menores de edad, hasta el punto de saber que más del 95% de los niños y niñas atendidos por Cruz Roja se encuentran en hogares por debajo del umbral de la pobreza.
A través del plan Cruz Roja Reacciona, la Organización busca dar una respuesta directa, inmediata y cercana a las necesidades de todas las personas que sufren la actual crisis derivada del conflicto de Ucrania, la pandemia o la inflación; los nuevos perfiles en situación de vulnerabilidad, como las personas migrantes, las familias monomarentales, las personas jóvenes o las personas sin hogar, son una prioridad para su actuación.
La vulnerabilidad añadida de las mujeres que viven en ámbitos rurales también fue subrayada por la Organización Humanitaria en el Boletín “La España Despoblada” (2021), que resalta las dificultades para la protección de las víctimas, debido a elementos sociales y culturales, cuestiones de imagen, falta de anonimato y especialmente, carencias en materia de servicios de prevención, protección y atención.
Atención especializada e integral de Cruz Roja
El programa ‘Mujeres en dificultad social’ de Cruz Roja apoya a las víctimas de las diferentes violencias, sin redes de apoyo familiar o social, con hijos o hijas bajo su responsabilidad, con discapacidad, jóvenes, mayores de 65 años, migrantes, refugiadas, residentes en entornos rurales, en contextos de explotación sexual y prostitución, etc. Innumerables tipos de perfiles y situaciones con los que se trabaja la sensibilización, la protección y la prevención de las distintas formas de violencia contra las mujeres. Desde el Observatorio Nacional de las Mujeres se detecta, analiza y actúa ante estas necesidades, que incluyen el ámbito físico, emocional y social.
Entre las respuestas que ofrece Cruz Roja se encuentran los dispositivos de acogida temporal a mujeres, hijos e hijas en dificultad social: son alojamientos, centros de emergencia y casas de acogida para víctimas de violencia de género a las que acceden anualmente unas 1.500 mujeres y sus hijas e hijos. Además, cuenta con el recurso estatal de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, Servicio ATENPRO, teléfono de Atención y Protección para Víctimas de Violencia de Género, prestado por Cruz Roja, que atiende cada año alrededor de 23.000 mujeres.
Los niños, niñas y adolescentes también se ven gravemente afectados como hijos e hijas de las víctimas, con ellos y ellas se trabaja para fomentar su participación social a través de talleres de ‘Autoexpresión y empoderamiento’ en el proyecto ‘Alzando la Voz’, cuyos resultados se publicaron en el informe ‘Quiero tener poderes’, que visibiliza este problema social, y da voz a la infancia y adolescencia, quienes pese al miedo por la situación que viven sus madres, se posicionan como agentes de cambio en el entorno más cercano.
La Unidad de Trata de Cruz Roja trabaja para contribuir en la protección de las personas en situación de trata, mayoritariamente mujeres con fines de explotación sexual. En 2021, acompañó a 1.308 mujeres, de las cuales 750 estaban en contextos de prostitución y explotación sexual y 558 en situaciones de trata. El acompañamiento se realiza desde el enfoque de género interseccional, facilitando el acceso a recursos y el ejercicio de derechos y contribuyendo en sus procesos de restablecimiento e inclusión.
El proyecto Espacio Propio, de Cruz Roja Juventud, propicia la creación de espacios seguros para las mujeres en contextos de ocio, mediante dos vías: la protección ante situaciones de violencias sexuales que puedan darse, y la prevención a través de dinámicas e información; en 2021, 51.433 personas fueron beneficiarias de las actividades del proyecto.
Cruz Roja, asimismo, realiza intervenciones estratégicas para abordar la desigualdad estructural de género, tanto a nivel individual y grupal, fomentando la autonomía personal y el empoderamiento de mujeres en situación de dificultad social, para promover el libre ejercicio de sus derechos en una vida libre de violencias. Por ello, siendo el empleo una dimensión clave para poder salir de las situaciones de violencia, se ponen en marcha iniciativas de mejora de la empleabilidad específicas para víctimas de violencia de género, y se les ofrece el apoyo, las claves y las herramientas para acceder al mercado de trabajo a través de acciones de empoderamiento personal, social y digital, de orientación especializada, de formación con prácticas en empresas muy sensibilizadas con la materia, y de intermediación de ofertas para facilitar su acceso al puesto de trabajo que puede suponer la clave para su cambio vital. Ejemplo de ello es la iniciativa del SEPE implementada por Cruz Roja ‘En Clave de Cambio’, en la que 400 mujeres víctimas de violencia de género están realizando itinerarios de inserción con compromiso de contratación; o el proyecto ‘Acércate’ de Andalucía, que realiza un acompañamiento personalizado al empleo con mujeres en situación de violencia machista. Desde los servicios de empleo de Cruz Roja, se atiende a más de 1.000 víctimas de violencia de género al año, de las cuales, 1 de cada 2, encuentra un empleo
El proyecto de ‘Buen trato a personas mayores. promoción del trato adecuado y protección ante el maltrato’ trabaja con mujeres mayores que han sufrido situaciones de maltrato o lo están sufriendo, que durante muchos años han sufrido violencia de género y lo mantienen normalizado, apoyándolas con soporte emocional y acompañándolas durante su proceso personal.
Las mujeres y niñas migrantes y refugiadas, a menudo sin redes de apoyo, sufren múltiples violencias no sólo en su país de origen o en el tránsito, sino también en el país de acogida. Desde los programas de ‘Acogida e integración de solicitantes de protección internacional’ y el programa de ‘Atención Humanitaria a Inmigrantes’, y otros programas transversalmente, se trabaja por minimizar los riesgos y combatir las desigualdades de género, incrementando la detección de posibles casos de violencia, y poniendo en marcha estrategias que permitan proteger a las mujeres y dotarlas de recursos suficientes para que puedan avanzar en su proceso de integración. En 2022, las mujeres y niñas representaron el 17% de las personas atendidas; el 41% de ellas han manifestado, o se ha detectado indicios, de haber sufrido algún tipo de violencia (763 mujeres y niñas); dentro del programa de ‘Asilo’, han sido alrededor de 200 mujeres y en casi la totalidad de atenciones, se visibiliza una desigualdad entre hombres y mujeres, lo que supone un gran reto para Cruz Roja, incidiendo en la implementación de medidas específicas para la transformación de los roles de género.