Tal y como adelantara en la última sesión resolutiva del Pleno la consejera Dunia Mohamed, la Consejería de Servicios Sociales va a poner en marcha un servicio para detectar soledad no deseada entre el colectivo de mayores. Una iniciativa que, de hecho, ya se contempla en las memorias del Presupuesto de la Ciudad para 2022 y para la que se está ultimando el procedimiento administrativo para que, en breve, pueda salir a licitación este contrato que contempla un año de duración y un equipo técnico formado por especialistas en psicología y trabajo social.
Aunque este fenómeno no está ligado a una etapa concreta de la vida, la evidencia es que la persona mayor es la que más la sufre por diversos factores personales, familiares y contextuales. De hecho, según el Observatorio de Personas Mayores, la soledad no es una situación buscada, sino impuesta por las circunstancias de quien la padece, incrementadas con la edad y condicionadas por el género (las mujeres, al ser más longevas, están más predispuestas a vivir solas durante la vejez).
Tampoco se puede considerar como una problemática reciente, siempre ha existido de manera invisible y silenciosa. No obstante, la irrupción de la crisis sanitaria global a causa de la COVID-19 evidenció la magnitud de la situación.
Por todo ello, y con la finalidad de identificar la población objeto que puede padecer potencialmente los efectos adversos de la soledad no deseada, las distintas manifestaciones y síntomas que puede inducir este estado de ánimo, el papel que deben jugar las administraciones, así como las circunstancias excepcionales que han modificado la percepción y sensibilidad sobre algunos aspectos de la sociedad que habían permanecido invisibles, justifican que la Consejería de Servicios Sociales implemente este programa.
El objetivo que persigue la Ciudad es doble: "Por un lado, reducir el porcentaje de personas mayores que sufren soledad no deseada y, por el otro, establecer mecanismos y criterios para la detección, intervención, seguimiento y protección contra el aislamiento social del colectivo".
Según ha señalado la Ciudad "este protocolo de detección se desarrollará en tres etapas, que estarán divididas a su vez en distintas fases. Así, la primera de ellas englobará la creación del mapa de la zona de trabajo, captación y contacto con agentes comunitarios y realización de acciones de comunicación y sensibilización".
Ya en la segunda etapa se creará la denominada 'mesa radar' que, con carácter dinámico, está enfocada a que los Servicios Sociales Comunitarios se configuren como el primer nivel de referencia para la valoración de la necesidades, la planificación, la intervención y el seguimiento. Actuaciones que se llevarán a cabo de manera coordinada con otros agentes, garantizando la universalidad en el acceso al mismo y su proximidad a los usuarios, sus familiares y los grupos de la comunidad.
Por último, la tercera etapa incluye la activación del protocolo de actuación en el que serán claves los agentes para la detección, bien en el ámbito familiar o vecinal, el sanitario o el socio-comunitario, entre otros.